Ciego que apuntas y atinas,
Caduco Dios y rapaz.
Vendado que me has vendido
Y niño mayor de edad.
Por el alma de tu madre,
Que murió siendo inmortal,
De envidia de mi señora,
Que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
que esperanza de un rapaz,
que galardón de un desnudo,
de un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
a ser labrador de amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré cogí,
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
qué esperanza de un rapaz,
qué galardón de un desnudo,
de un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
Perdonad que me presente así, con unos versos. Aunque quizá no haya mejor manera de comenzar esta velada que no sea con unos versos de Góngora, o al menos eso pensaría esa generación del 27 que durante unos minutos trasladaremos a este café. Fue en 1927 cuando se conoció un grupo de jóvenes inquietos, entusiastas... con un deseo de renovación que les hizo comprometerse fielmente con su entorno social y político. No les tocó vivir en una época fácil de nuestro país, todo lo contrario, quien más y quien menos sufrió las consecuencias de luchar por la libertad.
Por aquel entonces, la sociedad llevaba sobre sí el peso del analfabetismo y el retraso. Quedaban muchos años por delante para caminar hacia la modernidad. Pero ello no quiere decir que no hubiera intentos por progresar, que los hubo, y muy importantes. Un ejemplo de ello es la Institución Libre de Enseñanza, encabezada por Giner de los Ríos, que pretendía forjar al hombre en todos los ámbitos del saber para mejorar el nivel sociocultural del país. De esto también se encargaron las Misiones Pedagógicas, creadas para llevar la cultura a las zonas más deprimidas de España, así lo hizo Federico García Lorca con su grupo de teatro “La Barraca”.
La Institución Libre de Enseñanza desplegó un sinfín de actividades entre las que se encontraba la Residencia de Estudiantes, un centro educativo de enseñanza superior. Allí coincidieron y se formaron muchas de las personalidades de la generación del 27 como Federico García Lorca o Antonio Machado. Fue uno de los puntos neurálgicos de la intelectualidad del momento.
[HIMNO DE LA REPÚBLICA PF 5” PAF (...guerra civil.)]
La II República supuso un momento de gloria para dar portazo al analfabetismo, el presupuesto invertido en la creación de escuelas y en la formación de maestros fue una de las labores primordiales llevadas a cabo por el gobierno. Así cuando un alcalde iba a Madrid a pedir una carretera, regresaba con la respuesta de “no tenemos presupuesto para las carreteras pero si quiere puede llevarse un maestro”. Este impulso cultural, estas ganas de cambiar se vieron truncadas por la guerra civil.
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