lunes, 4 de febrero de 2008

Jorge Guillén: Velada Literaria "Generación del 27: Los sonidos del silencio"

Jorge Guillén en el Café Diario

El 3 de Enero del 2008, Antonio Machado, Pablo Neruda, Miguel Hernández y Jorge Guillén, hicieron las delicias de todos los que se congregaron en el Café Diario. Fue una noche muy especial, en la que un grupo de jóvenes nos metimos en la piel de cada poeta. Antes de que leáis mi intervención como Jorge Guillén, permitidme dar las Gracias, a cuantos me acompañaron en la velada, pero muy especialmente a mis compañeros de las JJSS, por seguir permitiéndome disfrutar una vez más de vuestra compañía y porque, nuevamente, hemos demostrado que se puede hacer muchas cosas sin apenas tener nada. Gracias a Javi, Jorge, Isa, Tere, Iván, María, Clementino, María, Dani… por ser parte de mi vida. Y, por supuesto, a la Generación del 27, pues sin su legado nunca hubiera sido posible.

MariSol Chiches

[Música "Carpe Diem"; B.S.O. El Club de los poetas muertos]

"(...) Ondea la penumbra. No hay suspiro flotante lo mejor soñado es la vida."

Buenas noches compañeros, dejadme que me presente. Mi nombre, Jorge, Jorge Guillén. Nací una fría mañana del 18 de Enero de 1893. Soy el mayor de cinco hermanos y fuimos una familia de tradición liberal. En Valladolid, lugar donde nací, pasé toda mi infancia. Todo lo que sé, lo he aprendido allí, con mis padres, con mi lenguaje, con mi sentido de la vida. Si mi infancia no hubiera transcurrido donde transcurrió, mi poesía sería otra muy distinta a la que todos hoy conocéis.

Villa por villa en el mundo

Cuando los años felices

Brotaban de mis raíces,

Tú, Valladolid profundo

Mi familia y todo lo que me rodeaba tenía que ver con los negocios, yo no. No porque lo despreciara, sino porque era incapaz, me sentía inferior. Por ello, decidí Licenciarme en Filosofía y Letras en las Universidades de Granada y Madrid. Durante mis estudios estuve viviendo en la Residencia de Estudiantes, donde conocí al resto de mis compañeros y amigos, porque éramos eso, amigos. Sobre todo quienes teníamos una comunidad de afanes y gustos que me hicieron conocer, la llamada “Generación del 27”.

Y fue en la residencia, donde tuve la suerte de encontrarme con mi compañero de batallas y de viajes, de inquietudes, de alegrías, de ilusiones, de sueños, de penas… pero, sobre todo, compartíamos nuestro amor por la poesía. Mi amigo, mi amigo perfecto. Su muerte, fue un duro golpe para mi. Permitidme que le dedique unos versos…

Murió el amigo, amigo para siempre

Y muriendo con él sobrevivimos.

El aún con nosotros

Algo perenne dura

Tierra junto al rumor de aquellas olas

Late bien este hallazgo de palabras

Sentid: PEDRO SALINAS

En 1917 consigo mi primer trabajo, gracias a Pedro, como docente en París. A partir de ese momento ejercí la docencia hasta que una rotura de cadera me apartara definitivamente.

Y es allí, en Francia, donde conocí a mi primera mujer, Germaine Cohen. Quince años más tarde un cáncer de pecho me la quitaría para siempre. Con ella tuve a mis dos pequeños, Teresa y Claudio.

Pienso temblando a aquel

Azar que a ti me condujo.

Ver o no ver Tregastel

Destino o día de lujo

Como siempre que venía a España pasaba por mi tierra, pero esta vez fue distinto. En Valladolid me sorprende la Guerra Civil. No quería que mis hijos, inocentes de todo aquello, vieran las consecuencias de un desastre, así que decidimos enviarles a Francia. Pero en el intento me detienen en Pamplona. Gracias a mi padre obtuve la libertad, pero ese mismo día un compañero no tuvo la misma suerte y a Lorca, Federico para los amigos, le privaban de lo más valioso que tenemos: la vida. Salí, porque mi padre, astuto él, consiguió firmas de todo aquel que pudiera confirmar que yo era simplemente un poeta dedicado a su cátedra y a su familia. Pues, ¿habría otro modo de salvar a un republicano de una muerte segura?

Salve la vida, sí; pero nada me aseguraba ni mi futuro y ni el más importante, el de mi familia. Así que en 1938, como muchos otros, nos exiliamos a EEUU, aunque, más que un exilio, para mí, fue un destierro. Allí me encontré de nuevo con mis compañeros de generación, pero muy triste fue el encuentro con el padre de Lorca. Pues le aseguré que si alguien se salvaba, ese, sin duda alguna, sería Federico. Pero me equivoque.

Estuve exiliado mucho tiempo: EE.UU, Francia, Italia… Fue en Italia, donde conocí a mi segunda esposa, Irene.

Volví a España con la muerte de Franco, recibí premios, homenajes en mi tierra Valladolid y también en Málaga, ciudad en la que pasé los últimos años de mi vida, pero alguien quiso que un 6 de febrero de 1984 me durmiera para siempre, reencontrándome con mis seres queridos.

Hemos llegado al fin y yo inauguro,

Triste, mi paz: la obra esta completa

Dejarme que me despida antes de volver a mi estrella como yo solo sabría, con unos versos…

DESPERTAR ESPAÑOL

¡ Oh blanco muro de España!

Federico García Lorca

I

¿ Donde estoy?

Me despierto en mis palabras,

Por entre las palabras que ahora digo,

A gusto respirando

Mientras con ellas soy, del todo soy

Mi nombre,

Y por ellas estoy con mi paisaje:

Aquellos cerros grises de la infancia,

O ese incógnito mar, ya compañero

Si mi lengua le nombra, le somete.

No estoy solo. ¡ Palabras!

Y merced a sus signos

Puedo acotar un trozo de planeta

Donde vivir tratando de entenderme

Con prójimos más próximos

En la siempre difícil tentativa

De gran comunidad

A través de un idioma

¿ Yo podría llegar a ser el hombre

Por fin humano a que mi esfuerzo tiende

Bajo este sol de todos?

II

Ay, patria,

Con malos padres y con malos hijos,

O tal vez nada más desventurados

En el gran desconcierto de una crisis

Que no acaba nunca.

Esa contradicción que no nos deja

Vivir nuestro destino,

A cuestas cada cual

Con el suyo en un ámbito despótico.

Ay, patria,

Tan anterior a mí,

Y que yo quiero, quiero

Viva después de mí – donde yo quede

Sin fallecer en frescas voces nuevas

Que habrán de resonar hacia otros aires,

Aires con una luz

Jamás, jamás anciana.

Luz antigua tal vez sobre los muros

Dorados

Por el sol de un octubre y de su tarde:

Reflejos

De muchas tardes que no se han perdido,

Y alumbrarán los ojos de otros hombres

- Quién sabe – y sus hallazgos.

III

¡ Fluencia!

Y nunca se interrumpe,

Y nunca llega al mar

Ni sabe de traiciones.

Río de veras fiel a su mandato,

A su fatal avance sesgo a sesgo,

Rumbo a la primavera con su estío,

Y en las agudas barcas

Las eternas parejas

De nuevo amor.

Y no hay más mundo que ése.

Un mundo bajo soles

Y nuestra voluntad.

Paso ha de abrirse por las nuevas sangres

Incógnito futuro

Libérrimo.

¿ Vamos a él? Él es quien nos arrastra

Rehaciendo el presente

Fugaz

Mientras confluye todo por su curso

De cambio y permanencia,

España, España, España.

IV

Nuestra invención y nuestro amor, España

Pese a los pulisánimes,

Pese a los hecatombes – bueyes muertos-

Sobre las tierras yernas,

Entre ruinas y fábulas

Con luces de ponientes

Hacia noches y auroras.

Y todo, todo en vilo,

En aire

De nuestra voluntad

Queremos más España.

Esa incógnita España no más fácil

De mantener en pie

Que el resto del planeta,

Atractiva entre manos escultoras

Como nunca lo es bajo los odios,

Creación sobre un trozo de universo

Que vale más ahondado que dejado.

¿ Península? No basta geografía

Queremos un paisaje con historia.

V

Errores y aflicciones.

¡ cuántas culpas!

Gran historia es así:

Realidad hay, compacta.

En el recuerdo veo un muro blanco,

Un sol que se recrea

Difundiéndose en ocio

Para el contemplativo siempre en obra.

¡ Blanco muro de España!

No quiero saber más.

Se me agolpa la vida hacia un destino,

Ahí,

Que el corazón convierte en voluntario.

¡ Durase junto al muro!

Y no me apartarán vicisitudes

De la fortuna varia.

¡Tierno apego sin término!

Blanco muro de España, verdadera:

Nuestro pacto es enlace en la verdad.

GRACIAS…

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