El eurodiputado socialista y copresidente de la Asociación Internacional Cuba-Europa en Progreso, Luis Yánez-Barnuevo, escribía ayer en El País una tribuna bajo la rúbrica "Cuba y el socialismo europeo" que, desde la Agrupación Socialista de Valencia de Don Juan suscribimos.
"(...) Sin embargo, aún hoy se oyen voces de defensa de la dictadura cubana en la izquierda democrática europea y sobre todo es clamoroso el silencio de tantos. Es como si hubiera una resistencia subconsciente a renunciar a los sueños de la juventud, aunque esos sueños se hayan convertido en pesadilla. Los acontecimientos de la primavera de 2003 con el fusilamiento sumarísimo de dos jóvenes de color que intentaban secuestrar una lancha para huir de Cuba y la detención de 75 intelectuales y periodistas, de los que todavía quedan unos cincuenta en prisión, fue una nueva prueba para la izquierda, de la que destacó el premio Nobel José Saramago, que publicó un amargo artículo titulado Hasta aquí hemos llegado, en el que anunciaba su desvinculación con el régimen cubano.
La grave enfermedad de un Fidel Castro ya anciano y la cesión de sus poderes a su hermano Raúl, de 75 años, junto con un pequeño grupo de dirigentes, ha abierto expectativas de cambio. Lo que nadie sabe es en qué sentido. La posición oficial es que a Fidel Castro lo sucederá el Partido Comunista de Cuba. Lo que sí se impone es estar preparado para los acontecimientos desde dentro y desde fuera de Cuba. Es evidente que el protagonismo de lo que debe ser Cuba después de Castro deben decidirlo los cubanos mismos. Pero no es menos cierto que desde fuera deberíamos ayudar a una transición pacífica y ordenada hacia la democracia que permita a los cubanos estabilidad, libertad, prosperidad y esperanza en el futuro. El Gobierno de EE UU no parece por ahora dispuesto a levantar el embargo que mantiene, aunque con muchos agujeros, desde hace cuarenta y tantos años, y que ha demostrado ser un rotundo fracaso que sólo ha contribuido al fortalecimiento de los duros de dentro y de fuera. La América Latina de hoy, con mayoría de Gobiernos de izquierda de distinto signo, debería jugar un papel importante para integrar la Cuba del futuro en su seno. Y la Unión Europea debe seguir lo iniciado por el Gobierno español de mantener un diálogo crítico, franco y sin condiciones con Cuba, que le permita estar presente a la hora de los hipotéticos cambios.
Pero, ¿cuál debe ser el papel del socialismo democrático europeo en esta coyuntura? De entrada, fortalecer la comunicación y la colaboración con aquellos que en Cuba se reclaman de nuestra misma corriente ideológica. Ésa es la orientación del Partido Socialista Europeo y de sus miembros. De ahí que socialistas italianos, belgas, suecos, alemanes, franceses, cubanos y españoles hayamos constituido una asociación "Cuba-Europa en Progreso", junto con la Corriente Socialista Democrática y el Arco Progresista que dirige Manuel Cuesta Morúa, uno de los mejores exponentes de la izquierda democrática cubana, quien en medio de mil dificultades, acosos, actos de repudio, confiscaciones y periódicas detenciones mantiene firmes sus ideas y sus iniciativas por conseguir una Cuba democrática con el instrumento del diálogo y la tolerancia.
Puesto que nuestros principios y valores éticos son universales, la izquierda europea puede y debe colaborar para que pronto los cubanos, y quienes viven privaciones similares o peores, disfruten de los derechos y libertades del Estado de bienestar que en Europa disfrutamos y a los que no estamos dispuestos a renunciar."
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