"Las diferentes instituciones del Estado que hemos participado en la investigación de lo ocurrido (Juez Instructor, Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y Ministerio Fiscal) hemos soportado con mucho estoicismo el ataque virulento que diariamente se ha llevado a cabo por medios de comunicación de todos conocidos, que a la postre siempre obedecían intereses privados. Los ataques procedentes de algunos representantes de la soberanía popular o aspirantes a ello, democráticamente elegidos en las urnas, eran del todo punto inadmisibles.
Más allá de apoyar a las instituciones del Estado que trabajan por y para todos los españoles, estos representantes de la soberanía han tenido una visión minúscula y partidista de la labor que hemos realizado, con numerosísimas dificultades -que no es cuestión de enumerar en este momento-, en una soledad casi dañina, sin pensar nunca que nuestra única meta -el único fin de nuestro trabajo- era conocer la verdad judicial. No la política, periodística o mediática, que interesara a unos pocos, porque no es ése nuestro trabajo ni responsabilidad. Nuestro objetivo siempre fue recuperar la memoria de las personas que quedaron para siempre en el camino. Nuestro pensamiento siempre estuvo puesto en la cantidad de familias rotas por el dolor, su dolor.
Como en parte tuve ocasión de decir al final del juicio, la dignidad de los afectados y la memoria de las víctimas no han sido merecedoras del tratamiento dado en algunos medios de comunicación por personas que, a lo mejor, en su momento, pudieron aprobar la carrera de periodismo, pero que no tienen la altura y grandeza de una profesión tan importante en una sociedad democrática como la nuestra.
Estas personas han escrito o hablado a través del micrófono, sobre aspectos de la investigación que se pueden calificar de insultantemente espurios, con un interés crematístico ilimitado, con pretensiones de moralidad cuando ignoran el significado de esta palabra, con un desconocimiento preocupante de los datos jurídicos que alegremente utilizaron.
Son habladores o "plumillas de estómago agradecido" que han hecho bandera del insulto y la descalificación hacia algunos de los que hemos tenido el honor de servir a nuestros conciudadanos, todos funcionarios públicos, que desde aquel día hemos trabajado hasta el desvelo por y para la sociedad en general. Un día, aquel 11 de marzo, de gente abrumada y con una pena infinita por la masacre que acababa de ocurrir, por el terror sin límites que se ensañó con los inocentes. Un día terrible de caos, de colapso circulatorio. Desde entonces hemos venido realizando nuestro trabajo de forma honesta."
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