miércoles, 7 de septiembre de 2005

Valencia de Don Juan o las vacaciones de mi vida

Entraña de una sencilla estampa
 
Quizá esta foto no les diga nada. A mí, en principio, tampoco, pero tiene una curiosa historia. De fondo, Valencia de Don Juan.

Dos niñas en una barca 'surcan' las praderas de Valencia de Don Juan, con tan sólo una sombrilla y un 'Seiscientos' como paisaje. Así es la fotografía vencedora del concurso de 'Las vacaciones de mi vida'. Mónica Rodríguez San Martín, una de las pequeñas que aparece en la foto, fue la que tomó la iniciativa de participar. «Me hacía ilusión que se publicara esa fotografía porque me parece muy prestosa, pero no tenía esperanza de que me tocara nada», asegura la gijonesa, que ya ha cumplido los 34 y es madre de un niño que tiene la misma edad que ella en la fotografía premiada.
Fue durante el verano de 1973 cuando, acompañada de sus padres y sus abuelos, «fuimos a León, huyendo de la humedad, como hacíamos cada año. A secar, que se dice», aclara Mónica, mientras explica que la pequeña que sale junto a ella es una amiga de la infancia: «Tuvimos la suerte de coincidir con una señora que trabajaba con mi madre y tenía una cría de mi misma edad». Se llamaba Susana, pero los caminos de ambas se separaron hace tiempo. «La verdad es que le perdimos la pista a ella y a su familia. Recuerdo que vivían en Cimadevilla, pero ahora no tengo ni idea de dónde residen. Le he preguntado a mi madre y tampoco me ha sabido decir nada. Es una pena porque ni siquiera sé si ha podido ver la imagen publicada en el periódico».
Mónica, que no quería perder el original, escaneó la imagen y la envió por correo electrónico. «Pensé -dice ahora- que como es tan vieja a lo mejor no se publicaba, pero para mi sorpresa la mandé un jueves y el sábado ya estaba en el diario. Tenía otras, pero no dudé, ésta me parecía la más original, ahí con la lancha y el 'Seiscientos' al fondo».
Mónica apenas contaba con tres años entonces, «los hacía en diciembre», así que reconoce que no recuerda «el momento en el que nos tomaron la instantánea, ni casi el viaje de ese verano». Lo único que sigue intacto en su memoria son «aquellas pipas Facundo y los helados de dos bolas, que nos daban en Gijón, y que llegaban siempre en un camión», recuerda entre risas. La joven, ahora casada y con un hijo, Diego de tres años, cuenta que «cuando fui a comprar ese día EL COMERCIO, la chica del quiosco me dijo que salía una fotografía de Diego, mi niño, en el periódico. Pero era yo. La verdad es que no creo que nos parezcamos mucho, pero en esa foto estamos prácticamente idénticos. Es muy curioso».
Por JMÁ

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