Decía
Juan Carlos Mestre que “corren malos tiempos para los sueños, y
cuando corren malos tiempos para los sueños, corren malos tiempos
para las personas”. Y lo de la piscina con olas es un sueño del
alcalde coyantino. Irreal y costoso, sí; pero un sueño al fin y al
cabo. Y, como corren malos tiempos para las personas, es una afrenta
al ciudadano. Al menos lo es al contribuyente, que, en paro o no, lo
que menos anhela es que le suban la cuota del polideportivo para
enfundarse el traje de neopreno, agarrar la tabla de surf, repeinarse
el flequillo y subirse a la ola.
Los
vecinos no vivimos aislados en una isla de prosperidad sino que
estamos inmersos en la gran recesión al igual que el resto de
conciudadanos de este país. La primera medida de Majo en esta
legislatura fue subirse sus asignaciones hasta los 1.800 €
mensuales. Fue posible porque, contando con mayoría absoluta, creó
la Comisión de Coordinación de Concejalías Delegadas, un órgano
prescindible, sueño de líder mesiánico que reúne a su Equipo de
Gobierno formalmente, sin asistencia de ningún funcionario municipal
y por tanto sin capacidad de decisión alguna, para tratar temas
trascendentes, por poner un ejemplo, como “la alarma social creada
por las declaraciones de un miembro del Comité de empresa”. Esta
onírica Comisión cuesta cada año 16.800 €.
Al
confeccionar sus retribuciones en base a asistencias a órganos
colegiados, Majo consigue compatibilizarlas con las que percibe como
procurador en las Cortes de Castilla y León, institución de la que
cobró el pasado año 16.707 €. Como parlamentario votó en contra
de prorrogar las ayudas a las Escuelas de música y a los usuarios de
la guardería, servicios municipales que los vecinos disfrutan todo
el año.
Además
de subirse el sueldo, Majo ha optado por subir todas las tasas y
precios públicos habidos y por haber, y no ha tenido ni un solo
detalle con las familias que menos recursos tienen, que cuentan con
sus miembros en paro o que peor lo están pasando, llegando al
extremo de priorizar en el empleo público a los más afines respecto
a los más capacitados o más necesitados.
En
este contexto inenarrable, con esta trayectoria, en definitiva, con
la que está cayendo, es un
insulto a estas familias y a los vecinos en general invertir 870.000
€ en una piscina con olas, cuando, por poner dos ejemplos
llamativos, el Colegio Público no tiene Conserje o la Policía Local
cuenta con tan solo tres efectivos (Astorga, con el doble de
población, tiene 19).
No
creo que señalar carencias básicas que tiene nuestro municipio o
apelar a la sensatez a la hora de priorizar las inversiones públicas
sea demagógico. Es un argumento poderoso para oponerse al sueño de
tener olas en una piscina, pero hay más dudas que rodean al
proyecto: ¿Cuántos visitantes más puede absorber el polideportivo
si la crisis económica persiste? ¿Y si la coyuntura económica
cambia y la gente acude menos a los pueblos de la zona de vacaciones
y más a destinos del litoral? ¿Cuántos usuarios acuden al reclamo
de los juegos acuáticos y cuántos lo hacen para hacer deporte o,
sencillamente, para descansar sobre el césped?
No
es la primera ni la única vez que los socialistas nos hemos opuesto
a inversiones desatinadas o fantasiosas, como aquella de construir
dos lagos artificiales a orillas del Esla, amenazados permanentemente
por las crecidas, que lejos de alumbrar la Escuela de pesca parecen
más un criadero de ranas; o la del “Mirador de la Condesa” de
más de 600.000 €, edificio que se ha utilizado tres días cada año
con motivo de las ferias. Viendo este conjunto, es cabal rechazar
gastarse
242.000 € en una especie de carpa permanente que se ubicará bajo
la espada de Damocles del indómito caudal del Esla y que, en
principio, se usará también tres días al año.
Lo que sí tenemos claro los concejales socialistas en
Valencia de Don Juan es la dramática situación del entorno social y
económico. Y nuestros principios e ideas, que no las cambiamos por
la comodidad personal. Para nosotros sería más sencillo decir sí a
todo lo que propongan el Alcalde o nuestras jerarquías del partido.
Pero no lo vamos a hacer sumisa e incondicionalmente cuando de
cambiar principios o compromisos programáticos se trate, aunque nos
conlleve problemas o acabemos mal.
Corren malos tiempos para las personas, por lo que
corren malos tiempos para dilapidar más de un millón de euros en
dos proyectos que ni los ciudadanos demandan ni repercuten
directamente en mejorar su situación económica ni su calidad de
vida. Aunque con ellos algún político cada vez más alejado de la
realidad pueda ver cumplidos sus sueños.
Artículo de opinión de Jorge Mateos Álvarez publicado en el Diario de León, el 9 de abril de 2013
Brillante.
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