viernes, 6 de junio de 2014

Alberto en el recuerdo

Te nos fuiste, Alberto, con el sol de mayo entre cantos de jilgueros, de vencejos en la aurora de tu día amanecido. Te nos fuiste, Alberto, con tu vida llena de trabajo, de ilusiones, de esperanzas a cantar himnos de gloria a las alturas, a engrosar con tu canto los coros celestiales.

¡Qué presagio de encuentro al infinito! ¡Qué pronta tu andadura al más allá!
Te has ido para siempre a otras mansiones, a los vastos dominios sin aurora de las altas esferas siderales que llenan con su son el universo.

La muerte rompió el hilo que nos une en afanes dichosos de las letras, en ritmos melodiosos de poemas que cantan a los hombres en la tierra.

Ya no pondrás tu pluma en blanco folio. Ni teclearás palabras en tu página con tu mirada de artista en el paisaje de tu tierra de Castilla en fértil Duero, de mi tierra de Campos castellana, con tu mochila al hombro entre papeles camino por la ruta jacobea.

Ya no podemos compartir la dicha del efluvio melódico del arpa, del arpegio sonoro del piano, bañándonos de alegría y paz el alma.

Te fuiste pronto con tu vuelo presto en veloz carrera hacia el gran viaje que nos quiebra el retorno a nuestras vidas.
Te fuiste para siempre, amigo Alberto, a entonar nuevos himnos a la altura vasta y plena entre esferas siderales que inundan con su canto el universo.

Pronto llegaste, amigo, pues la muerte pisa y pasa con su paso aleve y quedo.



Bernardino Gago Pérez

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