La opinión del lector, Diario de León, martes 20 de octubre de 2015 |
Majo, Silván y Sor María Jesús de Ágreda
Y nos dejó cavilando a los leoneses porque andamos compungidos al ver que se han configurado las nuevas corporaciones locales en nuestra provincia y, de momento, eso que se ha venido a denominar la nueva política tendrá que esperar para mejor ocasión. El nuevo PP leonés, renovado en apariencia, no promete nada alentador con sus líderes del viejo PP. Majo y Silván no dejan de ser las cabezas visibles de la misma elite dirigente de la época preisabelina, por muchos esfuerzos que haga el flamante presidente de la Diputación por aparentar que es primerizo en la institución y el alcalde de León por desentenderse de su nefasta gestión como Consejero de Fomento para las infraestructuras leonesas.
A Majo y a Silván les une algo más que un instinto de supervivencia para atravesar las malas coyunturas políticas: su afán por acumular puestos políticos aunque luego no puedan ejercerlos, sin renunciar, eso sí, a ninguno de los privilegios y remuneraciones que llevan asociados. Y la querencia desmedida por la foto.
Silván, en tanto que alcalde de León, tiene unas tareas que le impiden en realidad compatibilizar el cargo con un buen ejercicio del otro que ostenta, el de Procurador en las Cortes de Castilla y León. La posición de Silván no va a ser cómoda y nos deparará momentos esquizoides en los cuales consentirá en Valladolid que se aprueben presupuestos y se adopten decisiones estratégicas de la Junta que en nada beneficiarán a León. Esta situación solo es entendible desde el momento en que ha renunciado desde su posición de alcalde a mantener una actitud reivindicativa que más que nunca necesita León respecto a la Junta.
En campaña electoral Martínez Majo embaucó a muchos electores con la siguiente promesa que se ha revelado falsa: “Bajo ningún concepto dejaré la alcaldía. Primero alcalde y después presidente de la Diputación en su caso. Pero por encima de todo yo voy a ser el alcalde de Valencia de Don Juan si los ciudadanos así lo quieren”, afirmaba a mediados de abril a un medio digital. Añadía, con la solemnidad que le caracteriza, que “por encima de todo alcalde y lo seguiré siendo cuatro años... Y además es para ejercer como alcalde.” Pues bien, ni tres meses ha tardado en delegar, como figura en la resolución que dictó al efecto, “de forma expresa e indefinida la totalidad de las funciones de la Alcaldía en el Primer Teniente de Alcalde” cuando se encuentre fuera del término municipal, situación que se produce a diario desde el comienzo de la legislatura. Su agenda en la Diputación hace inviable que pueda desempeñar correctamente su cargo de alcalde. Lo honesto en su caso sería renunciar en favor de un compañero y quedarse como un concejal más mientras ejerza la presidencia de la institución provincial, pero parece ser que amasar poder político en su escala de valores está por encima de la representación de los intereses cotidianos de la ciudadanía.
Vamos, que ahí les tienen a Majo y a Silván con duplicidad de tareas en los tiempos de los grandes discursos sobre la regeneración y la no acumulación de cargos. Silván las de la alcaldía las compatibiliza con sus continuos viajes a Valladolid, con el aval de los dispuestos concejales de Ciutadans que extendieron un cheque en blanco al alcalde-procurador, un vale que contradice todo el discurso regenerador de la formación y gracias al cual obtuvieron el apoyo de más de 8.000 ciudadanos que votaron pensando en el cambio prometido y a los cuales se les dio el cambiazo.
Decíamos que estábamos cavilando sobre las lecturas de Silván. Sí, parece ser que está muy interesado en conocer la vida, obra y milagros de Sor María Jesús de Ágreda, que representa como nadie el fenómeno de la bilocación, es decir, estar en dos sitios al mismo tiempo. Y mientras se adentraba en la novela de Javier Sierra quizá Silván pensara para sus adentros que pronto será el día en que los cronistas parlamentarios de las Cortes narren una intervención suya en el hemiciclo el mismo día y a la misma hora que el corresponsal de la localidad detalla su encuentro con las asociaciones de vecinos. Y entonces le contará a Majo cómo lo logró para que este a su vez pueda atender las demandas cotidianas del pueblo al tiempo que vuelve a programar desde el Palacio de los Guzmanes las políticas de altos vuelos que la provincia necesita. Entre tanto el milagro se produce, lo constatable y real en el PP de León es que lo único que se bilocan son las cuentas corrientes, puesto que ninguna de sus dos cabezas más visibles ha rechazado las asignaciones económicas por asistencias a una institución cuando cobran suculentas dedicaciones exclusivas en la otra.
Jorge Mateos Álvarez, publicado en el Diario de León
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