Hola, me llamo Abel Rodríguez Escobar y como algunos sabrán llevo viviendo en este pueblo/villa/ciudad desde que nací, he jugado en estas calles, crecido en ellas y espero pasear muchos años por ellas viendo crecer a mi niña, pero hay algo que me reconcome desde hace tiempo. Muchos conocerán a mis padres y sus orientaciones políticas diferentes a las que rigen este ayuntamiento, pero yo no escribo esto por ideologías sino por sentimientos y sentido común. Siempre he hablado bien de este mi pueblo, he invitado y he presumido de él ante mis amigos y he hecho mía esa frase que había pintada en una pared, no recuerdo donde, que decía “Valencia de Don Juan, Conocerla es volver” pero una parte de mí no reconoce esta Coyanza. Demasiados cambios que hacen que esté perdiendo esa esencia que la caracterizaba. No quiero criticar la labor de este equipo de gobierno y los anteriores porque al igual que hace cosas mal hay otras muchas que las hace bien, se han conseguido muchos cosas que nos hacen la vida más agradable, pero a mi manera de ver eso no está reñido con cambiar la forma, la vista o el paisaje o como lo queráis llamar, de Valencia. Hay cambios que duelen como por ejemplo:
- Como el antiguo Parque Félix Rodríguez de la Fuente, que aunque todos sabíamos que se llamaba así lo llamábamos Parque de los Patos, crecimos jugando entre sus arbustos, otros empezaron a dar sus primeras caladas o besos furtivamente al abrigo de los arboles. Ahora que tenemos, árboles y una explanada, no digo que no sea mejor que posiblemente sí pero allí no es donde jugaba a Vizcondes o pillar con las bicis o en donde incluso rodaron un capítulo de una conocida serie en donde meten el coche hasta donde está ahora la Oficina de Turismo y nosotros pensando como te pille "Perdi" (con cariño) te vas a enterar.
- ¿La plaza mayor? Antes bancos y grandes árboles cuyas ramas, daban sombra a los mayores que nos contaban sus batallitas allí sentados, en las fiestas muchos puestos de feriantes dejando justo espacio para el escenario. ¿Ahora que tenemos? Otra explanada que posiblemente tenga más posibilidades así para albergar conciertos durante las fiestas o el mismo mercadillo del jueves, pero ya no es esa Plaza con sabor añejo que tanto me gustaba con esos grandes árboles que no conseguía ni abarcar con mis brazos.
- La Plaza Chica con ese Monumento a los Caídos desterrado ahora al cementerio encima de una peana de frío hormigón y sustituido por una piscina en la que nos bañamos cuando nuestros equipos de futbol ganan sus títulos.
- ¿Y la plaza Eliseo Ortiz? Los mismo que la plaza mayor, grandes árboles que le daban un sabor a autentico, a viejo, no por ello malo pero es mejor poner allí una rotonda (cosas de la planificación urbana moderna) y dentro otra piscina que raramente funciona y que sirve prácticamente para lo mismo que la de la Plaza Chica.
- Y por último lo que ha propiciado este escrito que añora lo pasado. El Parque de Santa Marina y cuyo depósito no volveremos a ver en la silueta de nuestro querido pueblo, solo me queda recordar como mis amigos y yo dábamos vueltas alrededor de él con las bicis, nos mojábamos en verano cuando perdía agua o matábamos las avispas, no sin que alguna nos picase.
Puede que penséis que es una simple pataleta, pero para mí y espero que para muchos más sea algo más. Reconozco que el progreso está ahí y como persona joven tendría que entenderlo pero no a costa de mi pasado y mis recuerdos. Hay otros cambios que me gustan y acepto con gusto como la Calle Mayor, el arreglo del centro convirtiéndolo en zona peatonal, la mejora del polideportivo, la piscina cubierta, la vía verde, el paseo del río, el auditorio, el parque infantil de la Cárcava y muchas otras cosas que todos sabemos que están ahí pero que no quitan ese mal sabor de otros cambios. Repito que no quiero que se vea como una crítica porque a lo hecho pecho, por mucho que me lamente no se puede volver para atrás solo quiero aportar una vista diferente de hacer las cosas. Seguramente no se me haga ningún caso y con esta carta solo consiga recordar a algunos viejos tiempos y hacer reír a otros pero yo os aseguro que me abre quitado una gran peso de encima. Por último no quería acabar esta perorata (o rollo para los amigos) sin hacer una pequeña súplica al ayuntamiento y que creo que todos comparten conmigo. Por Dios arreglen las calles, que no hay en Valencia una calle sin baches. Yo como todo ciudadano, entre otros, pago un impuesto de circulación por conducir por estas calles con mi vehículo pero habría que crear otro impuesto para el ayuntamiento para que nos paguen las suspensiones, llantas y demás que estas calles, que en muchos casos no llegan a caminos, nos estropean día a día. Entiendo que las reformas de las aceras, las acometidas del agua, luz y gas hay que hacerlas, pero insto a los responsables a que vigilen más las ejecuciones de las obras y sus acabados finales ya que así nos evitaríamos muchos baches y desperfectos que las mismas obras ocasionan.
Bueno y acabo no antes sin pedir disculpas a quien haya podido sentirse ofendido por mis palabras, ya que desde el principio esta no era mi intención, sino quizá la de desahogarme con todos estos cambios que han hecho que mis recuerdos de infancia se hayan ido difuminando. Espero también que con esta carta sin destinatario fijo muchos hayan recordado esa Valencia en la que crecimos y tanto nos ha dado.
Me despido con un deseo: Que mi hija se sienta algún día tan coyantina como yo. Un saludo.
Abel Rodríguez Escobar
Publicado en el Esla, pág. 18, número 317, 2009
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