Dada la proximidad del periodo veraniego en el que la actividad del blog lógicamente se va a reducir, quiero terminar por ahora la serie de entradas que me había comprometido haciendo algún comentario sobre la etapa de la publicación que comenzó el año 1995 cuando accedió el PP al gobierno municipal.
Los nuevos responsables dejaron claro desde el principio que querían dar un enfoque nuevo a la revista eliminando de ella todo tipo de polémicas que consideraban inadecuadas y estériles. Transcurridos casi dos meses desde las elecciones, y cuando todavía existían dudas sobre la continuidad de la publicación, se nos convocó a una reunión de portavoces (todavía no se había firmado el pacto PP-AINCO) y yo acudí con dos artículos, que aún conservo, para que fuesen publicados en el primer número si se acordaba la continuidad.
En una tensa discusión tanto el PP como AINCO insistieron en que había que eliminar todas las cuestiones polémicas y de hecho mis dos trabajos fueron leídos y calificados como tales llegando por tanto a la conclusión de que no procedía su publicación. Entonces yo dije que con esas bases nuestro grupo no estaba dispuesto a colaborar. Ellos decidieron nombrar un Consejo de Redacción formado por personas no pertenecientes a la Corporación aunque una de ellas había formado parte de la lista del PP, otra de la de los Independientes y otra de Izquierda Unida. Estas personas eran las siguientes (copiadas del primer número que se publicó después de las elecciones que fue el 148-149, correspondiente a los meses de julio y agosto): Covadonga de la Fuente García, Miguel Ángel Millán Abad, Pedro Lechuga Ruiz, Dolores Díez Blanco, María Jesús Molleda Moral, Modesto Pérez Crespo, Félix Salán Paniagua e Ignacio Alonso Pérez. Este Consejo eligió como director a éste último sin que lográsemos saber cómo se había dado ese resultado ya que, por las noticias que pudimos recabar, ninguno de los tres grupos que formaban la Corporación apoyaba esa candidatura. Sin embargo, todo hay que decirlo, los tres años en que Ignacio dirigió la publicación, estuvieron muy por encima de los venideros.
Por eso hemos distinguido una tercera y una cuarta etapa ya que durante la tercera se hicieron interesantes esfuerzos por mantener la revista dentro de unos parámetros mínimos de objetividad y participación de todos. Ignacio dimitió por unas razones que él mismo explicó en la página 12 del número 180 de la revista (marzo de 1998) pero que en resumen se reducían a discrepancia entre sus criterios y los que quería aplicar el alcalde popular que se había reservado desde el principio el pomposo título de Presidente del Consejo de Redacción cargo que simultanearía desde entonces y durante unos meses con el de Director en funciones. A partir de las elecciones del 99 la directora sería la concejala María Jesús
Alberto Pérez Ruiz
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