De cómo se ha desarrollado la vida de la revista en esta cuarta etapa, no es necesario hablar mucho pues lo estamos viendo mes a mes. Pero si queremos resumir los rasgos característicos del “nuevo ESLA” estos son a nuestro juicio:
- Pésima calidad técnica que ha llegado a reunir decenas de erratas en una sola página y fotografía muy deficiente sobre todo en ciertas épocas. Como anécdota diremos que el número 181 (abril de 1998) contenía un error tan de bulto que les obligó a interrumpir su distribución, a recoger los ejemplares ya repartidos y a repetir la edición. Cuando preguntamos en el Pleno por este incidente se enfadaron muchísimo y nos acusaron de haberles sustraido a escondidas los ejemplares mal impresos. Esto no era cierto como lo pudo atestiguar el encargado del reparto que estaba allí presente y que era Félix Salán que después dejó de colaborar por éste y otros incidentes parecidos. Porque en otra ocasión, la última vez que envié un artículo a la revista, aparecieron al menos trece erratas o faltas de ortografía que no se encontraban en el original cuya copia yo conservaba. Al parecer el problema lo produjo un escáner defectuoso pero en la imprenta dieron la disculpa de que las pruebas habían sido aprobadas en el Ayuntamiento. La directora se negó a aceptar la petición de publicar el artículo correcto en el número siguiente y ni siquiera accedió a dar una explicación de las causas que habían motivado el incidente.. Desde entonces dejé de escribir en ESLA y sigo siendo consecuente con esa decisión.- Ausencia total de discusión y de debate, o lo que es igual ausencia de pluralismo.
- Información totalmente unilateral y triunfalista.
- Y aunque haya sido excepcionalmente, no por eso pierde importancia al tratarse de un tema tan grave: ha habido censura en varias ocasiones que detallaremos en otro momento, y se han publicado insultos inadmisibles en una publicación que estamos pagando todos los ciudadanos. También hablaremos de ello.
Alberto Pérez Ruiz
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