Ordax Avecilla, el socialismo utópico y los kibutz
Es razonable la asignación de una calle a Ordax Avecilla como reconocimiento a su trayectoria política. Su noble ideario le colocó como una de las elites vanguardistas del país.
Los socialistas utópicos encuentran en Robert Owen a su máximo exponente. Como uno de los primeros ideólogos del cooperativismo diseñó las farms como alternativa al capitalismo. Owens no parte de la base de que el hombre es malo por naturaleza, “el hombre es un lobo para el hombre”, por decirlo en palabras de Thomas Hobbes. Ni tampoco es un optimista antropológico; idea que entronca con la de autonomía personal de Kant: el hombre, como ser incardinado en sí mismo acaba por desarrollar un humanismo extremo que lo predispone a colaborar permanentemente con sus congéneres. Owen piensa que las disposiciones de los seres humanos están condicionadas por su entorno social. Y, como el sistema de producción capitalista no proporciona uno amable, propuso un sistema económico sustentado en las cooperativas.
Los falansterios fueron diseñados por el francés Charles Fourier. Éstos se constituyen por la libre voluntad de sus miembros, nunca más de 1.600, que vivirían en el mismo edificio y allí desenvolverían, en plena libertad, sus ideas de vida buena. Esta situación posibilitaría la superación tanto de las relaciones contractuales con el empresario como de las taras que suponía la vida familiar para la emancipación social, cultural y económica.
En la actualidad, el modelo que más se asemeja al planteamiento de Owen son los kibutz israelitas, cuya importancia fue capital para el asentamiento del Estado de Israel. El primero de ellos data de 1909 en Degania. La connotación religiosa de los mismos es la diferencia más significativa respecto a las farms de Owen. Los sionistas, fundamentalistas judíos de ascendencia askenazí, inspirados en las ideas del retorno a la tierra sagrada de Aarón David Gordon, que consideraba imprescindible para el renacer de los judíos la actividad agrícola, fueron los primeros pobladores una vez concluida la Segunda Guerra Mundial de lo que hoy es el Estado israelí.
De la incomprensible mezcolanza de ambas ideas, socialismo y sionismo, surgieron los kibutz que, en la actualidad, se encuentran en plena decadencia, a pesar de haber sido durante décadas una alternativa real al sistema económico capitalista.
Jorge Mateos Álvarez
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