Los vecinos de Coyanza, alarmados por un nuevo atentado contra su patrimonio histórico
Reportaje publicado el 24 de noviembre en el Diario de León.
El pasado martes, una excavadora de la Confederación Hidrográfica del Duero acababa con los últimos vestigios de un puente al que unos expertos calificaban de romano y otros databan en época medieval. La acción tuvo lugar en Valencia de Don Juan, en pleno río Esla, en la zona significativamente conocida como Los Pilares. Se trataba, en todo caso, de los últimos vestigios del más antiguo puente coyantino y además se encontraban catalogados y protegidos por el plan urbano de esta cabecera del sur leonés.
Según informa el historiador coyantino Javier Revilla, existían en total «cuatro grandes pilas o cimientos de un antiguo puente, cuya antigüedad no está clara puesto que hay autores que lo documentan en la época romana, aunque las investigaciones más recientes lo sitúan en la Edad Media, en torno a los siglos XII y XV». «En origen, serían cinco pilas separadas entre sí unos 20 metros. Los restos que se conservaban hasta el martes mostraban unas dimensiones de hasta cinco metros de anchura», prosigue Revilla. Los vecinos de Valencia se encuentran estos días consternados: si hace poco se enteraban de que la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta había autorizado el vaciado del solar donde se localiza el primer asentamiento de Valencia de Don Juan, un castro de la Edad Bronce conocido como Castrum Coviacense (de donde procede el nombre de Coyanza), ahora saben que otros testigos de su historia y su patrimonio, los pilares del viejo puente -todo el mundo sabía de su existencia y de su ubicación- han desaparecido para siempre.
Añade Javier Revilla que su técnica constructiva «era muy similar a la del castillo de Valencia de Don Juan o la de la muralla de Mansilla de las Mulas: cantos rodados de río y sillarejos cogidos con argamasa de cal y arena. Sus restos eran muy compactos, lo que les había servido para aguantar las embestidas del río Esla durante cientos de años, pero que en tan sólo una tarde desaparecieron por la acción de una potente excavadora». El propio Revilla había diseñado en el año 2006 un completo estudio sobre Los Pilares. En él, recuerda que el erudito local Teófilo García decía en 1948 que se hablaba «de otro vestigio romano en nuestro pueblo: los llamados pilares sobre el Esla, frente al Vergel; mas no me atrevo a asegurarlo, pues los materiales de construcción parecen suscitar alguna duda acerca de su autenticidad». Ésta es la primera noticia escrita que Javier Revilla ha localizado sobre la interpretación de estos restos. Otras referencias proceden de Pascual Madoz y de Wattenberg, y, recientemente, de Alonso Ponga, quien propone una datación medieval para el mismo, en concreto, del siglo XII. Rabanal, en cambio, le da origen romano, como también otro erudito local, Miguel Ángel Millán Abad en su Historia de Coyanza.
Javier Revilla, a su vez, incide que entre los grandes machones se observa en el lecho del río la presencia de restos menores de otras pilas o machones que reducirían la luz entre los grandes, por lo que su magnitud debía de ser sin duda considerable.
La Confederación Hidrográfica del Duero asegura que actuó «por orden del ayuntamiento»
En respuesta a una pregunta planteada por este periódico, la Confederación Hidrográfica del Duero, a través de su gabinete de prensa, informó de que las obras en el transcurso de las cuales se eliminaron los pilares del puente «correspondían a trabajos de limpieza y mantenimiento del cauce del río Esla», efectuados «a petición del Ayuntamiento de Valencia de don Juan». Según CHD, en marzo de este año, el alcalde coyantino, Juan Martínez Majo, se reunió en Valladolid con el presidente del organismo hídrico, Antonio Gato, para pedirle, entre otros asuntos, una limpieza del Esla a su paso por el entorno de la ciudad riberana y algunos kilómetros aguas abajo. «CHD actuó en todo momento siguiendo las instrucciones precisas del ayuntamiento», aseguró la institución una y otra vez. Al parecer, en la zona desagua la depuradora local y eliminar los restos históricos habría «facilitado» esa labor de desagüe.
En respuesta a una pregunta planteada por este periódico, la Confederación Hidrográfica del Duero, a través de su gabinete de prensa, informó de que las obras en el transcurso de las cuales se eliminaron los pilares del puente «correspondían a trabajos de limpieza y mantenimiento del cauce del río Esla», efectuados «a petición del Ayuntamiento de Valencia de don Juan». Según CHD, en marzo de este año, el alcalde coyantino, Juan Martínez Majo, se reunió en Valladolid con el presidente del organismo hídrico, Antonio Gato, para pedirle, entre otros asuntos, una limpieza del Esla a su paso por el entorno de la ciudad riberana y algunos kilómetros aguas abajo. «CHD actuó en todo momento siguiendo las instrucciones precisas del ayuntamiento», aseguró la institución una y otra vez. Al parecer, en la zona desagua la depuradora local y eliminar los restos históricos habría «facilitado» esa labor de desagüe.
El consistorio coyantino declina toda responsabilidad y dice que no ha dado «ninguna licencia»
Por su parte, el concejal de Urbanismo de Valencia de don Juan, Mariano Fernández, dijo al Diario que el desarrollo de los trabajos ha correspondido en todo momento a Confederación Hidrográfica del Duero y que, por tanto, la responsabilidad de cómo se han hecho ha de recaer sobre este organismo público. De hecho, Fernández recordó que Los Pilares eran bien conocidos por la mayoría de los vecinos de Coyanza y que estaban protegidos por el Plan General de Urbanismo. «El Ayuntamiento -aseguró- no ha emitido ninguna licencia para que se lleven a cabo esos trabajos».
Por su parte, el concejal de Urbanismo de Valencia de don Juan, Mariano Fernández, dijo al Diario que el desarrollo de los trabajos ha correspondido en todo momento a Confederación Hidrográfica del Duero y que, por tanto, la responsabilidad de cómo se han hecho ha de recaer sobre este organismo público. De hecho, Fernández recordó que Los Pilares eran bien conocidos por la mayoría de los vecinos de Coyanza y que estaban protegidos por el Plan General de Urbanismo. «El Ayuntamiento -aseguró- no ha emitido ninguna licencia para que se lleven a cabo esos trabajos».
Como dato curioso, en el amplio estudio que llevó a cabo Javier Revilla en 2006 se adjunta un documento de 1797 por el que se mandaba destruir Los Pilares, y que no se llevó a efecto. «Lamentablemente hoy, 211 años después de entonces, el triste objetivo se ha cumplido», dice Revilla.
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