viernes, 13 de marzo de 2009

Oposiciones en la Diputación provincial de León: la opinión de un ex-presidente

Sobre empleo público (I)

He seguido con interés todos los comentarios que se han hecho en nuestro blog sobre la polémica suscitada con motivo de las recientes oposiciones de la Diputación en la que unos cuantos familiares de políticos del PP han accedido a las plazas convocadas. Alguien me ha pedido que diese mi opinión sobre este asunto como presidente que fui de la Institución provincial y accedo a ello con mucho gusto porque es un tema que siempre me interesó aunque también debo decir que me dio muchos quebraderos de cabeza y me hizo pasar muchos malos ratos. Los primeros, es decir los quebraderos de cabeza, ya terminaron lógicamente, pero no los malos ratos que todavía continúan. Para que os hagáis una idea voy a contaros lo que me sucedió hace unos días cuando subía a la redacción de Gente a entregar mi artículo semanal. Dio la coincidencia de que estaba trabajando en el pulido de la misma una persona a quien conocía desde los tiempos en que me tocó presidir la Diputación de León. El saludo fue muy frío por su parte, lo cual no me cogió de sorpresa pues, aunque teníamos relación por ser él de la zona de Valencia de Don Juan y amigo de varios amigos míos, quedó muy descontento conmigo porque creyó que tenía que haber hecho más de lo que hice por él cuando se cubrió de manera definitiva un puesto de trabajo que él estaba ocupando con carácter temporal. Y lo que había hecho yo en ese caso fue lo mismo que hice en todos los demás, ya que, así como en la provisión de plazas temporales el aspirante puede aprovechar sus relaciones personales pues la normativa permite cierta flexibilidad sobre todo en algunos momentos en que había que proceder con urgencia, al hacer la selección de las plazas definitivas hay que ser muy estrictos en cumplir los principios de mérito, capacidad e igualdad que exige las leyes de la democracia y que habíamos reivindicado antes de que ésta llegase. Por otro lado los trabajadores temporales ya se benefician con la puntuación que se les da en la fase de concurso por los de servicios y con esa práctica de”barrer para casa”que es inevitable en cualquier relación humana y respecto de la cual lo único que se puede conseguir es que no se cometan injusticias claras.

Anécdotas como la que acabo de contar me han sucedido cuando estaba en la primera línea política y me siguen sucediendo cuando dejé de estar en ella. Es más, estoy convencido de que este tema influyó de manera muy significativa en que el partido no me renovase su confianza en el año 1991 para seguir como presidente de la Diputación y también en que perdiésemos las elecciones municipales en Valencia de Don Juan cuatro años más tarde. Pero aunque fuese así, como podría demostrar en otro momento si les parece oportuno a los que hacen posible este blog, no estoy arrepentido de haber sido bastante riguroso en este tema. Y es que para los que luchábamos en tiempo de la dictadura de Franco para que las cosas se hiciesen de otro modo y para que los poderes públicos actuasen de manera justa y transparente, ha sido una decepción comprobar que en este punto concreto, las instituciones y los partidos en general han cedido a la tentación de buscar el aplauso fácil que se consigue obrando caciquilmente a la seriedad y rectitud que cabría esperar de los verdaderos demócratas. Y lo malo es que no es fácil corregir una situación tan generalizada porque el que se sale de la regla general lleva las de perder a corto plazo. Y a largo tiempo también ya que cuando pierdes el poder ya no tienes ocasión de obrar con justicia ni con injusticia. Pero al menos nos queda la posibilidad de defender con la palabra otra forma de actuar y esta posibilidad no han podido arrebatárnosla por el momento aunque bien que lo han intentado y lo siguen intentando.

Alberto Pérez Ruiz, ex vicepresidente de la Diputación Provincial

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