Un histórico rebelde socialista
El título de esta entrada no es del que la firma sino copia, lo mismo que algunos párrafos que voy a transcribir entrecomillados, de la nota necrológica que publicó el pasado viernes día 30 el cuadernillo local que cada día incluye en su edición el diario El Mundo. Seguramente el que la escribió conocía muy bien a nuestro amigo para poder resumir en esas tres palabras lo que fue su vida. Socialista histórico en primer lugar, militante desde la clandestinidad en la década de los 70, alcalde de su pueblo, Benavides, Diputado provincial, miembro de la Ejecutiva provincial , casado durante 35 años con Luisa, otra compañera y amiga de los primeros tiempos, padre de tres hijos de los cuales alguno ya lleva años en las lides políticas intentando llevar a la práctica las lecciones de su padre: entrega a sus vecinos, a sus paisanos, a la sociedad desde una postura de “rebeldía” y “de izquierdas” que para muchos es la única posible en un mundo en el que tantas cosas hay que mejorar.
Seguramente el afecto que uno siente por los amigos le impide juzgar los hechos de manera imparcial y objetiva, pero lo cierto es que nos hubiera gustado que el acto de despedida que le dedicamos en el tanatorio de León el pasado jueves hubiera sido más caluroso y hubiera trasmitido mejor a los numerosos compañeros que abarrotaban la sala donde se celebró la despedida, el afecto y la admiración de cuantos le habíamos conocido y trabajado junto a él.
Por eso querría compensar con este comentario en nuestro blog esa aparente frialdad de la despedida y de la que todos pudimos ser responsables. Y recordar aquí algunas de las cualidades que le caracterizaban aprovechando la agudeza del autor de la nota a que me he referido. Porque estoy de acuerdo en que Tito era por un lado “tan romántico como la República que conmemoraba cada 14 de abril” y cuya bandera le cubría en ese triste momento del adiós y “tan firme como la tierra de labrantío que recorre el Órbigo”. Se caracterizaba también por ser un “fino analista y un orfebre de la ironía como queda resumido en esa frase que cita Oscar Campillo en su biografía de Zapatero para describir la habilidad del dirigente socialista para encandilar a sus compañeros de filas y a él mismo: Ni una palabra mala ni una obra buena”.
El jueves día 29 de enero todos le estábamos despidiendo con cariño. El hoy presidente del Gobierno con un emotivo telegrama. Otros muchos, con nuestra presencia, pero sin ser capaces de expresar nuestros sentimientos como nos hubiera gustado. Y todos, los que congeniábamos más con él y los que podían discrepar en algunos aspectos, estábamos de acuerdo en que Tito era sobre todo “un hombre bueno que luchó por la libertad de todos y así debe ser recordado”.
Alberto Pérez Ruiz
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