miércoles, 23 de enero de 2008

Fallece Francisco de Mata Pastrana

Una muerte inesperada

El pasado sábado día 19 de enero a eso de las cuatro de la tarde empezó a difundirse, entre cuantos nos consideramos sus amigos, la triste y sorprendente noticia del fallecimiento del que fue alcalde y concejal de Matadeón de los Oteros, Francisco de Mata Pastrana. Hacía menos de un mes que habíamos charlado por última vez como solíamos hacer siempre que nos veíamos desde que nos conocimos hace ya veintiocho años, cuando ambos fuimos elegidos alcaldes de nuestros respectivos municipios en las primeras elecciones de la etapa democrática. Él tenía entonces veintitrés años y éramos, junto con Ángel Martínez en Campazas, Pedro Vizcay en Campo de Villavidel y Fabián Blanco en Vega de Infanzones los únicos alcaldes socialistas no solo de las proximidades sino de todo el sur de León (en la provincia fueron veintidós los alcaldes elegidos en listas de nuestro partido). Paco pertenecía a la UCL pero a diferencia de otros miembros de este sindicato que se presentaron a las elecciones bajo las siglas AECL, prefirió, junto con sus compañeros de candidatura entre los que se encontraba ya nuestro actual compañero de Agrupación Ceferino Revilla, entrar en las listas del PSOE, partido con el cual el sindicato UCL haría después un pacto a partir del año 1983.

A partir del 79 permaneció en el Ayuntamiento de su pueblo hasta el año 1995, aunque en las anteriores elecciones había figurado ya como segundo de la candidatura encabezada por Justo Álvarez. Y a partir de esa fecha en que ambos decidieron retirarse de la política, en parte por discrepancias con los aparatos tanto del partido como del sindicato, comenzó en Matadeón una etapa bien triste ya que quedó el Ayuntamiento en manos foráneas al no haber sido capaces ninguno de los dos grandes partidos de presentar candidatura con personas del municipio. Pero esa es otra historia de la que algún día habrá que hablar. Hoy solo quería dedicar este comentario a reconocer el trabajo que Paco hizo durante todo este tiempo a favor de la comarca y no sólo desde sus responsabilidades públicas sino también con su trabajo profesional al servicio de los agricultores como quedó demostrado en la impresionante manifestación de duelo que constituyó su despedida que tuvo lugar el domingo por la tarde en la Iglesia de Matadeón donde se congregó la comarca entera para decir adiós a un hombre que, con sus aciertos y errores como es lógico en cualquier biografía humana, había sido uno de ellos, había creído como el que más en su tierra y en el futuro de la misma y había trabajado por esos objetivos en los que estoy seguro que pensaban ese día muchos de los que abarrotaban la Iglesia, sus alrededores y el camino del cementerio al que acudieron en masa para dedicarle el último adiós.

Querría decir también que en toda la multitud presente el domingo en Matadeón vimos a gentes de muchos pueblos de la comarca y también de León pero a ninguna representación oficial ni del partido político ni del sindicato a los que Paco dedicó gran parte de su vida. Insistimos en lo de “representación oficial” porque había muchos compañeros tanto de UGAL como del PSOE aunque en este caso se trataba casi exclusivamente de miembros de la Agrupación de Valencia de Don Juan y de exalcaldes de la comarca. También estaban presentes cargos y excargos públicos de otros partidos pero no vimos a ningún alcalde socialista en ejercicio a excepción, claro está, de Ceferino, y tampoco a los diputados provinciales de la zona. ¿No será todo ello una prueba más de que la clase política y la gente de los pueblos vamos por caminos diferentes?

Por último decir que me gustaría que llegase desde aquí un mensaje de condolencia, de consuelo y de ánimo para su familia y en particular para Luisa, su viuda actualmente concejala del Ayuntamiento, así como a Verónica y Rodrigo, sus hijos, que estamos seguros de que seguirán aportando su esfuerzo por mejorar el futuro de ese mundo rural del sur de León en el que han nacido y vivido y del que su esposo y padre fue un representante tan genuino durante los cincuenta y dos años de su vida.

Alberto Pérez Ruiz

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