miércoles, 19 de marzo de 2008

Aznar y su disquisición entre lo bueno y lo idílico

¿Y qué opina Rajoy de los argumentos esgrimidos por quien le designó, cual dirigente del PRI, a dedo?

Juan José Millás escribía el 25 de abril del año 2003 el artículo de opinión "Tonto", en el diario El País:

"Señor presidente del Gobierno: formo parte de eso a lo que usted se viene refiriendo despectivamente como "la coalición Llamazares-Zapatero", y no porque pertenezca a ninguna de esas formaciones políticas, sino porque he coincidido con su gente en las manifestaciones contra una guerra cruel, injusta, obscena e idiota que usted ha patrocinado hasta el delirio. Me considero, pues, damnificado por los insultos que dirige continuamente a esa "coalición". ¿Qué es eso de que para mí no sería una buena noticia el final de la matanza? Pero si yo no la quise. Eran usted y su ministra de Exteriores quienes en las reuniones internacionales, ¿lo ha olvidado?, se manifestaban con una violencia tal que el mismísimo Rumsfeld parecía, por contraste, una monjita. Fue usted el que viajó a las Azores mientras yo decía no, no, no, perseguido por su policía de usted con una furia incomprensible. Vea los vídeos.

Durante todas estas semanas he tenido que descuidar mis ocupaciones, mi trabajo, mis rutinas para colaborar en la denuncia de ese disparate cuyo fin, ahora, resulta que sería una pésima noticia para mí. Señor presidente, he visto a mis ancianos padres jugándose su estructura ósea de cristal detrás de una pancarta y a mis hijos abandonar el colegio para gritar que no, que no, que no. ¿Y qué iba a hacer? ¿Obligarles a acudir a clase de biología cuando había tanta gente a punto de perder la vida? ¿Decirles que prepararan el examen de gramática, cuando vivíamos sin sintaxis? ¿Con qué cara viene usted a decirme que yo disfrutaba con la guerra?

Creo que los ciudadanos deben un respeto a las autoridades políticas de su país, aunque no las hayan votado. Pero ese respeto deber ser mutuo. Permítame por tanto, ya que ha sido usted el que ha roto las reglas del juego, y si insiste en tacharme de radical, de extremista y de perverso, permítame, presidente, que le diga que es usted un tonto. Y mi afirmación sobre usted, al contrario de las suyas sobre mí, está documentada. Pasará a la historia como el tonto de las Azores porque era el único de aquel trío infausto que se encontraba allí por hacer bulto. Estoy, por cortesía, dispuesto a retirar estas palabras, pero sólo cuando usted retire las suyas. Suyo afectísimo."

Cuatro años después, Aznar sigue empecinado en no reconocer su tremebundo error de jalear la tercera guerra del Golfo. En su vanidoso viaje por la vida, encantado siempre de haberse conocido y perfeccionando día a día su dicción cuando habla en inglés, intenta justificar en cualquier rincón del orbe su ególotra e inmunda actuación en aquellos momentos:

"El ex presidente del Gobierno español José María Aznar considera que en Irak, sin duda, "actuaría de igual modo. Aunque fue un momento difícil para mí, mi convicción, mi conciencia y mi mente están claras".

Aznar, quien asegura que "se tomó la decisión correcta", considera que la situación actual de Irak, sin ser "idílica, es muy buena".

En declaraciones en inglés a Radio 4 de la BBC con motivo del aniversario de la invasión del país árabe, dijo que la situación para los iraquíes es "menos difícil que en la época de Sadam Husein".

"La gente puede participar en elecciones, hablar libremente. Hay libertad en el país y existe la posibilidad de establecer una democracia", señaló Aznar quien agregó que "el mundo está mejor sin Sadam Husein y sin los talibanes".

Sobre la reunión de las Azores, en la que el presidente de EEUU, George W. Bush, el entonces primer ministro británico, Tony Blair, y él mismo decidieron atacar a Irak, Aznar explicó que fue una reunión "corta y tranquila". "La recuerdo con especial intensidad porque era un momento de gran trascendencia para el mundo y para nosotros", agregó. "Siguió una cena con más tiempo en la que pudimos hablar de cuestiones diferentes", recordó Aznar, quien habló de "un fuerte compromiso" y una relación personal igualmente "fuerte" entre los tres líderes.

"Estábamos seriamente convencidos de que nos asistía la razón y de que actuábamos además en interés de mucha gente", aseguró.

"Teníamos que adoptar una decisión difícil, pero era nuestra responsabilidad y el destino de Oriente Medio era de extrema importancia para los europeos, y también para los españoles establecer una alianza muy estrecha y sólida con amigos poderosos". Fuente: PÚBLICO "

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