domingo, 23 de marzo de 2008

Generales 2008: José Luis Rodríguez Zapatero

Zapatero convence a más de 11 millones de personas progresistas

Ayer analizábamos algunas de las causas por las cuales Rajoy volvió a zozobrar en su segundo intento de alcanzar el Palacio de La Moncloa. Pero el principal error que cometió el Partido Popular fue no tener en cuenta la primera lección que los mandos militares inculcan a todo recluta cuando ingresa en el ejército: "El enemigo ni es tonto ni está quieto".

Rajoy despreció con una insolencia indecorosa a Zapatero durante cuatro años abundando en el insulto personal y haciendo de la descalificación su gallardete. "Lo que pasa es que usted no se entera de nada", llegó a espetarle el líder popular al Presidente del Gobierno en uno de los dos debates electorales que, a juicio de la ciudadanía, ganó Zapatero.

La estrategia del Partido Popular la desveló al rotativo inglés Financial Times el coordinador de la campaña Gabriel Elorriaga:

"Sabemos que (los votantes socialistas indecisos) nunca nos votarán. Pero sí podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, sobre la inmigración y sobre cuestiones nacionalistas, entonces quizás se quedarán en casa". Elorriaga dice que "los fieles del PP están todos listos para votar", pero admite que el PP "ha sido incapaz de ampliar su apoyo durante sus cuatro años de oposición". "Será difícil incrementar nuestro voto", reconoce el dirigente popular, que destaca que el "PP tiene una imagen muy dura y de derechas en este momento". "Incluso nuestros votantes piensan que son más de centro que el PP", añade.

El Partido Socialista, en cambio tiene una base electoral mucho más amplia, pero "sus votantes son menos disciplinados" que los del PP, a juicio de Elorriaga. "Eso es por lo que les estamos dirigiendo nuestro mensaje a ellos. Les estamos diciendo: 'Vuestro Gobierno no se ha ocupado de vuestros problemas'. Los resultados electorales dependerán del impacto de este mensaje", explica." El País, 29/02/08

Esta estrategia en último término debilita a nuestro sistema democrático que se legitima, fundamentalmente, con la participación de los ciudadanos en las urnas. El sociólogo Ignacio Sánchez Cuenca ya lo advirtió en su tribuna "¿Por qué esta derecha?" publicada el 15 de octubre de 2006 en El País:

"(...) el PP es consciente, a pesar de haber ganado dos elecciones seguidas, de que tiene grandes dificultades para llegar al poder mientras en España siga habiendo más votantes que simpatizan con las ideas de una izquierda socialdemócrata que con las ideas de una derecha conservadora. Por ello, si el PP se comportase como un partido normal de derechas e hiciese oposición no arremetiendo contra el Gobierno y las instituciones del Estado, sino presentando alternativas en política económica, en educación, en política social... perdería las elecciones.

El PSOE perdió las elecciones en sus horas más bajas, tras haber cometido graves errores relacionados con la guerra sucia contra ETA y no haber atajado la corrupción. Si a eso le sumamos la división interna de los socialistas durante los años noventa, se entiende que el PP encontrara la oportunidad de ganar las elecciones en 1996. Pero ganó no tanto presentando un programa electoral más atractivo que el del PSOE, sino desgastando al Gobierno en asuntos como el de la corrupción y la guerra sucia que en sí mismos no son ni de derecha ni de izquierda.

Si en la actual legislatura el PP no ofrece apenas alternativas políticas y se centra en temas como la unidad de España, la autoría del 11-M o el proceso de paz, es porque sabe que esos temas sirven para debilitar el voto ideológico y la participación de la gente de izquierdas en las elecciones."

El PSOE fue consciente desde el primer momento de la espuria pero racional estrategia del PP, por lo que hizo un llamamiento a todos los ciudadanos que comparten los mismos valores progresistas que el presidente Zapatero a acudir con todas sus fuerzas a las urnas para evitar que una baja participación otorgara la victoria al partido conservador.

Una vez lanzado el órdago el PP sabía que estas elecciones las ganaba o las perdía exclusivamente Zapatero, dependiendo si era o no capaz
de convencer a esos electores de izquierda que la furibunda campaña del PP y sus términales mediáticas -o viceversa- les pudo plantear dudas acerca de si acudir o no a la urnas y, de acudir, de votar o no al PSOE.

El resultado electoral fue nítido y Zapatero ganó el órdago que el Partido Popular le echó. Durante la campaña electoral el PSOE puso en valor por todos los rincones de España la acción de gobierno durante estos cuatro años a modo de aval de las distintas propuestas programáticas para los próximos cuatro. Los debates electorales y la niña de Rajoy hicieron el resto.

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