sábado, 21 de junio de 2008

Democracia y partidos políticos

Hoy el PSOE

De lo que decíamos el otro día sobre el PP alguien podría sacar la conclusión de que estamos criticando a este partido unos defectos de los que el PSOE está exento. Y desde luego ni esa es mi opinión ni creo que si lo fuese respondería a la realidad de los hechos. Por ejemplo, todos hemos visto estos días cómo se designaba desde las altas instancias socialistas a los candidatos que deben votar los militantes que se preparan para asistir a unos congresos que aún ni siquiera han sido convocados. ¿O no constituyen una verdadera designación a dedo las alabanzas que hizo el Presidente del Gobierno con motivo de su reciente viaje a León? Y a algún “mal pensado” aún se le puede ocurrir que la coincidencia de estos hechos con la suspensión de la Agrupación de Ponferrada podría ser todo un aviso a navegantes.


Este último caso es especialmente sangrante. Durante años hemos visto destituir desde arriba a sus cargos directivos, elegidos unos por las bases y otros por los mismos que les eliminaban cuando se daban cuenta de que no cumplían las consignas que les habían dado a la hora de nombrarles. Alguno de los destituidos acudió a la justicia ordinaria que le dio la razón cuando ya las circunstancias impedían que se volviese a la situación de partida.


Alguien podría tachar de agoreros a los que anuncian que los quinientos militantes de Ponferrada van a quedar en unas pocas docenas compuestas por los que ocupan cargos o tienen expectativas de ocuparlos. Y yo creo que es una previsión razonable ya que si se van a volver a afiliar los 500 estaríamos en el mismo callejón sin salida que hace un mes. Claro que cuando digo “sin salida” me refiero a que los responsables provinciales, regionales y federales no han sabido, no han podido o no han querido encontrar. Porque salidas evidentemente siempre hay en una democracia pero a veces esas salidas no gustan a los que tienen “la sartén por el mango” y se oponen a ellas por todos los medios.


Ignacio Sotelo escribía a finales del año 2004 (día 24 de diciembre) en El País un artículo en el que decía entre otras cosas que “en los partidos políticos los militantes han pasado a simples afiliados para terminar hoy comparsas. Sin función específica, el afiliado es en el fondo una carga para los dirigentes que, aparte de utilizarlo como público jaleante, no saben qué hacer con él.”


Si Ignacio Sotelo hubiese escrito el artículo comentado pensando en los socialistas de Ponferrada, su diagnóstico no hubiera podido ser más agudo y su profecía más acertada. Pero la consecuencia que uno saca de todo esto es que los sucesos de la capital del Bierzo no son ni los primeros ni van a ser los últimos. Parece que se trata de un mal muy generalizado que nos puede llevar directamente al desencanto del ciudadano y al desprestigio de la clase política.


Alberto

No hay comentarios:

Publicar un comentario