Que se lo digan a Nazario Fernández Alonso que ha visto cómo sus compañeros de partido le amordazaron para que no siguiera publicando sus premiosas columnas en la revista municipal ESLA.
Pedimos perdón a todos los coyantinos si ha sido la entrada que publicamos a finales de mes lo que ha precipitado la vuelta de Nazario Fernández Alonso a la otrora su penúltima página.
Jonás es un personaje bíblico. Un mal profeta que León Felipe define en Ganarás la luz como "grotesco, sin vocación y sin prestigio, es la voz que no acierta nunca. Él lo sabe." Zary, durante cuatro años, preconizó desgracia tras desgracia: la victoria de los terroristas, merced al desdoro con el que Zapatero hizo claudicar al Estado frente a ETA; o, por ejemplo, la ruptura de España por los cuatro costados. Opinó, sin arrepentirse aún, de cómo se realizó la instrucción del sumario del 11 de marzo, haciéndose eco de las patrañas relativas al cúmulo de irregularidades que pretendían ocultar la presencia de la banda terrorista ETA en los truculentos atentados.
No acertó nunca. Pero ahora regresa con nuevos presagios y con una inverosímil teoría de cómo un amigo afín al Partido Popular votó al PSOE, partido que al parecer detesta, para evitar que Mariano Rajoy tuviera que lidiar con el período económico recesivo al que estamos asistiendo.
Pero, sin duda, lo que más llama la atención -amén de los puntos que siguen a los signos de interrogación- es la metáfora del golf, los esbirros y el caudillo. Nosotros no la entendemos, pero quizá Rosana Muñiz, directora de ESLA sepa qué quiso decir el Jonás coyantino:
Comprobando su mesiánico retorno, querido Nazario, creemos que precisa algo más que práctica para progresar..."¡Qué pasa!. ¡Cómo está la cosita!. Habrán notado ustedes que desde junio de 2007 no aparezco por aquí. La culpa no es mía, es la redacción de Esla quien lo decidió. Así de simple y, a la vez, así de claro. Desde aquí se lo digo. Estoy absolutamente en contra de mi reprobación. Me da lo mismo que alguien haya protestado, pite o se encadene a la verja del chalet de Villegas. Está claro que mis escritos provocan adicción a unos y rechazo a otros, pero oiga, nadie dijo que la vida fuera fácil. Ocurre en esto como en el golf, en el que es difícil progresar si no se pone en su práctica algo más que el peregrino esfuerzo de caminar. Franco jugaba al golf con un esfuerzo relativo, ayudado por una corte de serviles y lacayos, si prosperó en su práctica, hay que atribuírselo a que su ayudante de campo cavaba el hoyo allí donde se paraba caprichosamente la bola." ["Hola pueblo", ESLA núm. 299, mayo 2008, pág.22]
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